Aun no sé si he entrado en el Centro Cultural
Fernán Gómez o en el buque más famoso de la historia. Nos embarcamos en esta
aventura cultural sintiendo algo similar a lo que experimentaron los pasajeros
ese día de 1912, cuando cruzaron la pasarela que les adentraba en el mayor
transatlántico de la historia. La verdad que es un privilegio poder viajar en
el tiempo gracias a los 1.500m2 de exposición y los más de 200 objetos reales y
recreaciones que se muestran.
El coste de la entrada es de 9,50€ de lunes a
viernes y por ese precio podemos adentrarnos en las profundidades de la
historia a través de un recorrido que cuenta la historia del buque desde el
momento en que zarpa hasta su fatídico naufragio. Gracias al apoyo auditivo de
una voz en off mezclada con la música original de la película, nos adentramos
en cada rincón del barco observando algunas pertenencias de los tripulantes,
vajillas, etc...
Continuamos en viaje a través de pasillos,
estancias y habitaciones que recrean las originales de una forma espectacular.
Realmente hay una sensación de estar viviendo lo mismo que se dio la noche del
14 al 15 de Abril. Pero no todo es tan
bonito como lo pintan.
De repente, nos topamos con el momento del
naufragio. Una fotografía de un iceberg tomada 36 horas antes del choque del
Titanic nos adelanta que el momento de la tragedia ha llegado. Con una maqueta
a escala de cómo quedó el Titanic tras su hundimiento, fotografías y
reproducción a escala de los botes salvavidas, fotografías de los músicos que
siguieron tocando tras colisionar el buque con un iceberg (para evitar que
cundiera el pánico), restos de la hélice, una placa de hielo que podrás tocar
para sentir en tu piel la temperatura de las gélidas aguas del Atlántico Norte
y el listado de pasajeros fallecidos finaliza la exposición.
Tras la visita, concluimos que las exposiciones
culturales, tienen su parte de negocio por supuesto y como todo en esta vida,
pero también una parte lúdica y de aprendizaje. Porque si no hubiésemos pagado
esta cantidad, no habríamos sentido el frío de aquella fatídica noche de Abril
y vivido la experiencia.
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